Oda a la libertad madrileña

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Una reflexión sobre lo bien que se vive en Madrid, gracias a esas políticas que protegen nuestra libertad. "Un buen pedazo del sueldo se me va en el alquiler, y otro tanto, en el coche. Pero eso es por elección propia eh, que quede claro, no vayan a pensar que soy comunista."

(La versión completa de este artículo fue publicado originalmente en Spanish Revolution.)

Viernes 10 de marzo. Un nuevo día maravilloso en la ciudad con mejor estilo de vida del mundo, Madrid. Suena el despertador, me levanto perezosamente, y decido tomarme un momento para asomarme por la ventana. Ahhhh, la verdad es que no hay nada como respirar el aire contaminado de la ciudad, y escuchar el relajante ruido de la sierra eléctrica talando árboles para empezar bien el día. ¡Esto sí que es vida!

En fin, no puedo quedarme toda la mañana aquí reflexionando, puesto que tengo que llegar a mi trabajo de cuarenta horas semanales, gracias al cual puedo permitirme el alquiler del cuarto en el piso compartido, en el que hemos alquilado hasta el salón como un cuarto extra. ¡El del salón si que ha salido ganando! Al final, tiene el cuarto más grande, y con diferencia.

Un buen pedazo del sueldo se me va en el alquiler, y otro tanto, en el coche. Pero eso es por elección propia eh, que quede claro, no vayan a pensar que soy comunista. Podía elegir entre tardar una hora en llegar al trabajo mediante un sistema de transporte público que deja mucho que desear, o asumir el gasto de un coche, con su seguro, mantenimiento, combustible, etc., y tardar cincuenta minutos, si no hay más atasco de lo habitual. Se llama li-ber-tad.

Puedes leer la versión completa de este artículo aquí.

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